Víctor Manau, presidente de ANDIMAC

El reto demográfico y la escasez de mano de obra son dos caras de una misma moneda. Y eso lo sabe bien el sector de la construcción, que representa alrededor del 10% del PIB. Pero la falta de relevo generacional ilustra un problema mayúsculo: muchas empresas carecen de sucesión y la consecuencia es que vamos a asistir a una reconfiguración del mercado sectorial tal y como lo hemos conocido. Se ahondará en la concentración empresarial, y surgirán empresas con mayor peso y cuota de mercado.

¿Quién abanderará este cambio en la distribución? En gran medida, los jóvenes con vocación de continuar y desarrollar la empresa familiar. Un segmento que se dirige inevitablemente hacia la convivencia con empresas de mayor tamaño, pero en un entorno donde la cultura de base transaccional va a virar de forma creciente hacia la oferta de servicios al profesional, o con el profesional.

El reto demográfico es una realidad solo con atender a la pirámide poblacional: la plantilla que falta por la parte inferior en la actividad constructora está siendo cubierta por nuevos trabajadores que vienen de terceros países. Así pues, atraer, cualificar y fidelizar a los nuevos agentes del sector, que en pocos años van a representar la mayor fuerza de ventas, es uno de los principales retos. El capítulo de formación debe reubicarse entre las prioridades emergentes.

"Atraer, cualificar y fidelizar a los nuevos agentes del sector, que en pocos años van a representar la mayor fuerza de ventas, es uno de los principales retos"

En este proceso, vemos cómo los costes laborales de la construcción acabarán el año con un crecimiento en torno al 12%, mientras el mix de materiales tenderá a plano, incluso con tensiones inflacionistas renovadas a nivel de materias primas y energía. La falta de mano de obra más sangrante si cabe, con una tasa de paro juvenil entorno al 27%, de las más altas de la UE, es un freno a la actividad y provoca mayores tensiones sobre el margen asociado a los productos.

Una tasa de paro juvenil que no se corresponde con nuestra realidad sectorial: de acuerdo con el Observatorio Industrial de la Construcción editado por la Fundación Laboral de la Construcción, las previsiones de empleo en construcción para el alumnado de Formación Profesional de Grado Medio y Superior se aproximan a 200.000 hasta el año 2030.

Un alumnado que ha sido dejado de lado por parte de las administraciones públicas durante 15 años: en el periodo 2008-2022, las matriculaciones en Edificación y Obra Civil han caído un 45%, según datos del último informe del Observatorio Industrial de la Construcción sobre “Formación Profesional en Edificación y Obra Civil”. 

Así que, en medio de una reconfiguración integral de un sector y sus procesos, el objetivo final permanece: garantizar confianza al cliente conociendo y adaptándose a sus patrones de conducta cada vez más cambiantes en la era tecnológica actual o anticipándose a su decisión de compra.

Una adaptación constante y urgente, porque la posición de la distribución profesional sobre el mercado de los gremios y oficios es notable, pero en fase de erosión. No obstante, de acuerdo con el I Estudio del Profesional de la Construcción, Fontanería y Climatización en España realizado por GFK-Nielsen para Andimac, el 85,4% de las compras se realizan en el canal profesional y representan el 75,4% del valor, mientras que el 70,6% de las compras se realizan a través de las grandes superficies y representan el 24,6% del valor de las mismas.

"Nuestro canal es el punto natural de servicio, transferencia de innovación y valor añadido al mercado"

Nuestro canal es el punto natural de servicio, transferencia de innovación y valor añadido al mercado. Por ahora. Y porque concentramos por historia valores asociados a servicio, profesionalidad, etc., y que otros formatos tratan de copiar. Pero en 2025 un nuevo factor de diferenciación en valor va a implantarse sobre el sector. Me refiero a las implicaciones que el ámbito de la sostenibilidad va a generar en el plano de la seguridad jurídica, los procesos y la competitividad comercial de nuestras empresas. Y si no nos movemos, otros lo harán para capitalizar este vector hoy todavía huérfano. En Andimac tenemos una herramienta, de la que hablaremos en otro momento.

Sostenibilidad y rehabilitación van de la mano. La revolución actualmente en curso a nivel sectorial posee grandes expectativas: en la próxima década tendremos más de 7 millones de edificios en España que cumplirán 70, 80 y 90 años. Es una oportunidad innegable, tal y como ha quedado patente hace unas semanas en el IX Congreso de Andimac, el punto de encuentro de la distribución profesional del sector de la construcción por antonomasia.

"El problema de la vivienda exige construir 200.000 viviendas al año, cuando no hay mano de obra suficiente para 100.000"

Sin embargo, ¿cómo conjugar estas oportunidades con el reto demográfico? Parece difícil, cuando no imposible, colmar el déficit neto de mano de obra para encarar el problema de vivienda que cada vez está más presente en la sociedad española. Un problema que exige construir 200.000 viviendas al año cuando no hay mano de obra suficiente para 100.000. Asimismo, atraer mano de obra exterior implica, a su vez, tensionar el mercado presente de vivienda ya que estos trabajadores también precisarán de una solución habitacional.

Volviendo al inicio de este artículo, la clave la van a tener los jóvenes, el mejor valor añadido de futuro con el que contamos. Más bien exige una autocrítica y preguntarse qué hacer para atraer a este colectivo, para llamar su atención, para enseñarle que hay un sector en España que genera miles de empleos de calidad con condiciones mejores que el resto de sectores de la economía, preguntarnos qué más podemos hacer como sector para convencerlos de la necesidad de acelerar la formación a partir de las tecnologías más punteras, las que hacen de las constructoras españolas las líderes mundiales.

En los países escandinavos, donde la problemática del envejecimiento congrega patrones similares a España, los jóvenes se agrupan vía asociaciones o grandes almacenes de distribución para operar bajo el concepto de young merchants:  jóvenes almacenistas o distribuidores que crean plataformas para atraer a jóvenes, formarlos ya sean en posibles oficios de la construcción e integrar esa experiencia en sus departamentos y asociaciones. Focalizan todos sus recursos en tareas muy provechosas como reforzar los vínculos entre las plataformas de distribución y universidades de diseño industrial en sus instalaciones. ¿Quién no querría tener la cantera en casa? 

Puede que sea difícil resolver integralmente el problema demográfico. Pero nunca hay que dejar de aportar soluciones. Los jóvenes son el futuro.