Ramon Capdevila
Director de L'informatiu
El
10 de octubre de 2006, en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, se
inauguraba el primer almacén de OBRAMAT (entonces Bricomart) en
España. Hoy, 17 años después, OBRAMAT cuenta con 36 puntos de venta en
España con una facturación estimada que puede rondar los 2.000 millones
de euros en este ejercicio.
Con
estos datos en la mano, les confieso que no quería escribir demasiado acerca de
las dos últimas inauguraciones de OBRAMAT en la provincia de Barcelona,
concretamente en las localidades de Vilanova i la Geltrú y L’Hospitalet de
Llobregat, esta última prácticamente a la entrada mismo de la ciudad de
Barcelona. La ofensiva realizada por OBRAMAT tanto en España, en general,
como en Catalunya en particular es, si me permiten la expresión, un
desembarco sin contemplaciones, muy estudiado y de unas consecuencias
imprevisibles y que pueden ser graves para los almacenes de materiales de
construcción de nuestro país.
Este
discurso no es nuevo, ya lo sé. Lo he repetido muchas veces, pero lo que he
visto en Vilanova i la Geltrú y L’Hospitalet de Llobregat ha sido la puesta en
escena de una maquinaria perfectamente engrasada y que no tiene ninguna
intención de aminorar su marcha. Y lo más grave: encuentra un terreno abonado para sus
intenciones. Sin dificultad.
Algunas
veces recibo llamadas de almacenes y proveedores y comentamos la situación e
intentamos analizar si el sector se encuentra o no en una situación de crisis.
¿Con la facturación que tiene OBRAMAT, se imaginan la cuota de mercado que
ha conseguido coger y que ya tiene controlada? El sector no se encuentra en
crisis.
No
sé el plan de expansión que la multinacional francesa tiene previsto y de qué
manera en los próximos 10 años, pero los almacenes de materiales de
construcción también tienen que conseguir en este mismo plazo de tiempo una
estrategia de posicionamiento para hacer frente al nuevo orden que, sin duda,
tendrá el sector de la reforma y la construcción.
Insisto
una vez más: acuerdos, alianzas, uniones…no hay otro camino. Entre todos
tenemos que empezar a homogeneizar un mismo discurso
para conseguir tener una personalidad propia y ofrecer una
apuesta interesante y sólida.