Ramon Capdevila, director de L'informatiu
La semana pasada la cadena francesa Bricomart anunciaba el cambio de nombre a Obramat. Un simple movimiento de letras en el nombre, pero eficaz, ya que se desprende de la palabra Brico, y pone el acento en la palabra Obra. De esta manera y por si había alguna duda, se aleja de posicionamientos bricolajeros para consolidar aún más, si cabe, su estrategia hacia el profesional de la construcción, manteniendo su ambicioso plan de expansión para los próximos años con aperturas de almacenes en zonas que considera en crecimiento.
Yo, siempre me he pronunciado en la idea de que realmente la principal amenaza de los almacenes de materiales de construcción es Obramat. Evidentemente, también Leroy Merlin, Saltoki, Bricodepôt, etc; pero es Obramat quién ataca directamente nuestro modelo de negocio y nuestra línea de flotación: el profesional.
Ante este escenario de futuro ¿qué puede o debe hacer el almacén tradicional? Pues poner también el foco realmente en el cliente profesional (aspecto este que muchas veces no tenemos muy claro) y utilizar nuestro gran activo: que somos un negocio de proximidad y podemos y debemos estar muy cerca y muy atentos hacia nuestros clientes y hacia nuestras zonas de influencia. Por poner un ejemplo, hay almacenes con un posicionamiento comercial enfocado solo a profesionales, o a través de profesionales (quizá no todas las zonas geográficas permiten este posicionamiento).
Y otra cosa también muy importante y que Obramat sabe hacer muy bien: una política y estrategia de precios y de productos muy estudiada, sobre todo en los productos orientados al profesional: básicamente en productos de material de obra y lineales de ferretería.
Obramat no es un modelo, en sí mismo, mejor que el modelo de los almacenes de materiales de construcción, es simplemente un “monstruo” que pertenece al Grupo Adeo, que es otro “monstruo” y, claro, sabe gestionar muy bien toda la cadena de la distribución. Pero nosotros tenemos nuestras bazas y tenemos que saber identificarlas y ponerlas en valor. La convivencia es inevitable.